Juani

Andaba buscando perros que fotografiar en la orilla de un arroyo canalizado donde hay un cinturón de asentamientos irregulares de mucha pobreza, cerca de donde vivo. Ella estaba sentada en el canalón, charlando con unos "amigos", fumando y bebiendo cerveza cuando me gritó: Eh! Tú!, aquí estoy, tómame una foto!! Le dije "Ok!, las que quieras" y comenzó a posar ridiculizando a una modelo de revista. Sus amigos no quisieron salir con ella en la toma, dijeron que apenas y la conocían (seguramente intentaban conocerla mucho mas cuando yo los interrumpí)

Ella me preguntó por qué les tomaba fotos a los perros. Sabía que no iba a entender mis argumentos y sólo le dije "es un trabajo de la escuela" . Y me dijo -!tómale fotos a mi perra la Totis!- le pregunté donde estaba y me dijo que en su casa, del otro lado del arroyo. -"Te invito a mi cantón"- me dijo, y acepté. Bajamos y subimos las escaleras mal hechas que cruzan el canalón de espiaje seguidas de unos cuantos adolescentes expectantes de todo aquello y, por supuesto, de mi cámara.

LLegamos a su "casa", un pequeño cuartucho hecho con cuanto material sobrante habría encontrado para construirlo, en su mayoría madera. Me invitó a pasar y sentarme en su cama, me platicó que tenía dos años viviendo ahí con su "esposo", pero que él la había golpeado y se había ido. Me dijo también que estaba embarazada, pero no estoy del todo segura que haya sido cierto. Me contó que trabajaba limpiando parabrisas a los coches en una gasolinera, y en el mercado de abastos cargando bultos de verdura y demas cosas.

Se notaba que ademas de la cerveza y el cigarro tenía también algun otro tipo de adicción, pero no sabría precisar exactamente cual, no estoy muy involucrada con esos temas. Su mente a veces divagaba, pero siempre intentó ser amable conmigo, se notaba que necesitaba una amiga con quien charlar.

Me ofreció agua, le dije que sí por no ser descortés, pero no tenía y fue y le pidió a una vecina, me llevó hasta allá y entramos a una casita igual de humilde de donde me ofreció un vaso de agua con la que apenas me mojé los labios, no quería hacer ningun gesto de rechazo, pero tampoco me atreví a beber de ese vaso y de esa agua.

Volvimos a su casa y llamó a su perra, la Totis, una perrita que apenas tenía forma tras toda aquella sarna que invadía su cuerpo, también me mostró a Morris, su gatito y me contó cómo su perra lo había salvado del frío ladrando hasta que ella fue a rescatarlo de entre unas maderas viejas. Me contó de otro gato que había muerto y me preguntó si quería hacerle fotos... -¿Un gato muerto?, pregunté, y me dijo -Sí-, -¿pero cómo? ¿dónde esta?-, "aca lo tengo", me dijo, señalandome unos metros detrás de su casita, fuimos hasta allá y efectivamente, ahí estaba el cuerpo de un gatito muerto, y unos metros mas adelante, otra perra, también muerta, en medio de la basura y el escombro que circundaban su casa y la de sus vecinos.

Tuve que marcharme por que era tarde y la luz estaba cayendo, y la zona tiende a ser un poco peligrosa, dicen. Pero le dije que volvería al día siguiente, y así fué. Regresé llevandole una chaqueta que tal vez podría servirle para el próximo decenso de temperatura que pronosticaban, aunque no era su talla. Entré a su casa sin puerta y dejé la chaqueta sobre su cama, pero ella no estaba. Un niño me reconoció y le pregunté por ella, pero me dijo que se había peleado con su esposo en la mañana y había venido un "señor" y se la había llevado.

No me supo explicar bien quien ni por qué.

La esperé un poco en lo que hacía algo de fotos de perros en ese barrio, pero no apareció. No se si habrá vuelto mas tarde o no. No se si haya visto la chaqueta que dejé sobre su cama, o si cuando volvió -si volvió- se la habrían robado ya.